Con este nombre se conocen a todas aquellas pistolas con sistema de cierre basculante y dos cañones paralelos de fuego central que recuerdan, por su forma, a las de sistema Leafaucheux. Las garruchas son muy semejantes en su funcionamiento a las escopetas primitivas de fuego central que portaban los perrillos al aire.
Van dotadas de un extractor que se acciona al bascular los cañones para proceder a su carga o descarga. Los perrillos se alojan encima del armazón y están dotados de muelles de retroceso. Los gatillos podían ser de tipo convencional, es decir, exteriores y protegidos con guardamontes o también podían ir camuflados dentro del armazón, saliendo en el momento en que se montaban los perrillos.
El intervalo de fabricación de estas pistolas está comprendido entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX. Casi todas se fabricaron en Bélgica y la mayoría iban destinadas al mercado sudamericano, pues en esos países gozaban de gran aceptación, sobre todo en Brasil, de ahí que se les conozca también con el apodo de "brasileñas".
Estaban destinadas a la defensa personal, por lo que solían fabricarse en calibres enormes, muchas veces desmesurados quizás porque también las usaban como armas de remate para animales peligrosos, que como el puma o el jaguar, abundaban por aquellos lares, haciendo verdaderas carnicerías entre el ganado.