La historia de las armas de fuego japonesas puede considerarse única y, por ello, más interesante. Fueron introducidas por primera vez en el país en 1543 por los portugueses, y en menos de cien años todos los forajidos que se preciasen tenían una en su haber.
De 1637 a 1853 sólo un reducido número de fusiles de mecha fueron elaborados en Japón y muy pocos de ellos utilizados en actividades militares. Noel Perrin, un eminente estudioso de las armas orientales, escribió en su libro Japan´s Reversión to the Sword (La Vuelta de Japón a la Espada), que a finales del 1500 los nipones habían renegado de las armas de fuego para la guerra, pues impedían demostrar la bravura de un hombre en su justa medida, conservándolas, en cambio, los bandidos antes citados para luchar contra los samuráis, por lo que estos forzaron al Gobierno a restringirlas y más tarde a eliminarlas.
Fue el buque Biddle del comodoro Matthew Perry el que en 1853 arribó al puerto de Yokohama con la misión de establecer relaciones comerciales entre América y Japón. Este acontecimiento marcó el final de una época, abriendo este militar americano las puertas del mundo a Japón, que hasta entonces habían estado herméticamente cerradas.
Los hombres de su tripulación iban armados con revólveres Colt y fusiles de percusión. Para los japoneses, estas armas representaban un increíble salto tecnológico con respecto a los fusiles de mecha que, muy ocasionalmente, portaban para sus actos ceremoniales.
En 1877, tan sólo 24 años después de este acontecimiento, la compañía H. Ahrens Co. de Yokohama compró 5.000 unidades del revólver Smith & Wesson Russian que fueron entregados a la policía militar y al personal diplomático. Habían pasado de la mecha al fuego central en un ridículo espacio de tiempo. En 1878 la misma compañía compró otros 1.000 para la Marina Imperial, pero esto no acabó ahí, a finales del siglo XIX los armeros nipones se lanzaron a copiar todos los modelos de armas más afamados de la época.
Como consecuencia de esta circunstancia nació el revólver Type 26. Los japoneses podían haber optado por dotar a su ejército imperial con cualquiera de los magníficos revólveres que por entonces ya había en el mundo, pero su orgullo nacionalista se lo impidió, por lo que este revólver se diseñó en 1893 en el Arsenal Koshigawa de Tokio (más tarde conocido como Arsenal Kokura) y fue la primera arma corta moderna adoptada por el Ejercito Imperial Japonés.
Originalmente fue destinado a la caballería y su denominación original es “26 Nen Shiki Kenju” (Revólver Modelo 26), que los occidentales conocemos con Type 26 o Modelo 26 japonés. La designación viene dada por el método de datar nipón (ver apartado dedicado a la pistola Nambu Taisho 14 de esta colección), pues 1893 era el ventiseisavo año de la era Meiji. Su bautismo de fuego lo tuvo en 1904 en la guerra Ruso-Japonesa.
Su diseño era un conglomerado en el que se mezcablan diferentes sistemas de otras armas. Así, el mecanismo de cierre es esencialmente el mismo del revólver Galand, el armazón el del Smith & Wesson Russian y la apertura lateral para dejar al descubierto los mecanismos, una adaptación del Modelo 1892 Lebel de ordenanza en Francia.
El Type 26 usaba el calibre 9x22 mm y se dice que, al no tener experiencia en la fabricación de armas, en las primeras unidades a veces las recámaras del tambor no quedaban alineadas con el cañón, por lo que estallaban en manos del usuario al ser disparados.
Una vez subsanado este “problemilla”, sus limitaciones más importantes radicaban en que, al no tener espolón en el martillo, sólo podía ser usado en doble acción. Además, la presión que había que ejercer sobre el gatillo para dispararlo era enorme, características que limitaban enormemente su precisión.
Su producción fue de 59.200 ejemplares, comenzando en 1893 y manteniéndose hasta 1925 en que fue declarada reglamentaria la pistola Nambu Taisho 14, aunque siguió en servicio hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
En los primeros facturados, las cachas eran de nogal decoradas a punta de diamante, mientras que las últimas se fabricaron en caoba y con rayas horizontales. El de esta colección lleva en el lado derecho del armazón el punzón en forma de trébol del Arsenal Koshigawa de Tokio.
Otra de sus peculiaridades es que, al igual que el modelo D´ Ordenance 1892, más conocido como el Lebel francés, se puede acceder a los mecanismos interiores con sólo abrir la carcasa del lado izquierdo, la cual va fijada por un tetón que queda liberado al llevar el guardamontes hacia delante, tarea normalmente difícil pues suele estar recio, luego se introduce un destornillador o la misma uña en un rebaje situado en el armazón justo delante del guardamontes y se abre la portilla, quedando todos sus mecanismos a la vista, lo que facilitaba su mantenimiento o reparación.