J.M. Firearms Collection

REVÓLVER GERARD Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Manufacture d,Arms Le Page
Lieja (Bélgica)
1870 (aproximadamente)
Fuego central
103 mm.
877 Gr.
Nogal
Estriada
Théophile Gerard era un maestro armero de Lieja que de 1870 a 1873, depositó nueve patentes para la modificación del revólver Spirlet de fuego central, logrando así­ el que se conoce como revólver Gerard, y que en Bélgica fue fabricado por la Manufacture d,Arms Le Page y por la Manufacture d,Arms HDH, ambas firmas localizadas también en la ciudad de Lieja.

Es un arma de tamaño medio; muy escasa e interesante, denominada también "Modelo Brasileño" por ser el único paí­s que lo adoptó como reglamentario.

Lo más curioso es su sistema de extracción, basado en una charnela superior que, una vez pulsado el botón situado delante del guardamontes, se liberaban el cañón y el tambor, basculando hacia arriba y expulsándose las vainas automáticamente, caracterí­stica que hoy consideramos normal, pero que entonces no lo era, como bien se puede apreciar en el caso del revólver Nagant.

El Gerard es un arma particularmente desconocida, y no sólo en Brasil, donde pocas veces aparece reflejado en su literatura armamentí­stica, si no que hasta a nivel internacional, pues apenas se le hace mención salvo en libros muy especializados.

En 1873, Brasil compró en Bélgica un pequeño lote compuesto de 100 unidades que les fueron entregados a algunos oficiales de fronteras. En 1875, se creó una Comisión para dotar a su ejército con un nuevo revólver para sustituir al Lefaucheux que se habí­a quedado obsoleto; se evaluaron los Chamelot-Delvigne, Galand, Spirlet y Gerard, eligiéndose este último: …"por ser el más simple, más barato, más sólido y el que mejor resultado obtuvo...". Pero dicha elección no fue llevada a la práctica por motivos económicos, manteniéndose al viejo Lefaucheux, que habí­a luchado en la guerra contra Paraguay, durante algunos años más.

En 1881, el Ministro de la Guerra ordenó la formación de otra Comisión para que comparara el Gerard con el revólver Máuser Modelo Zigzag. La conclusión fue la siguiente:

"No hay duda de que en las experiencias comparativas, el revolver Máuser es indudablemente superior al Gerard, en cuanto a solidez, simplicidad de mecanismos, facilidad de montaje, alcance eficaz y penetración del proyectil, juzgando, por tanto, que es preferible adquirir el revólver Máuser de calibre 9 mm de extracción automática para uso de oficiales".

Ante este informe, el Ministro de la Guerra ordenó la compra de 1.500 revólveres Máuser calibre 9 mm, nombrando al capitán Antonio Francisco Duarte responsable en Europa de dicha compra, siendo incluida en el programa de rearme del ejército de 1881/1882. Pero esta historia no acabó aquí­, pues dio lugar a uno de los escándalos más serios de la historia armamentí­stica brasileña.

Haciendo caso omiso de la orden del Ministro de la Guerra y de la Comisión, el capitán Duarte realizó un pedido en febrero de 1883 de 1.500 revólveres Gérard, alegando: "¿para qué condenar al Gérard, más conocido entre nosotros por sus buenas cualidades, y tener que usar un arma que, después de algunos dí­as a mi servicio, comprobé que era del todo impresentable?".

La inaudita decisión del capitán, que hoy levantarí­a fundadas sospechas de corrupción, no fue merecedora de ningún expediente disciplinario, continuando con sus funciones de comisario de compras hasta bien entrado 1890. No cabe duda de que el bueno del capitán debí­a de contar con buenos padrinos.

Independientemente del escándalo que esto causó, el Ejército se vio con un problema: habí­a comprado un voluminoso lote de revólveres y no era práctico hacer un cambio aunque fuera para un revólver mejor, de forma que el arma continuó siendo oficial. Así­, en 1885 fue hecho un nuevo pedido, seguidos de otros en 1892, 1895, 1897 y 1898 a los fabricantes Schaeffer y Jules Kaufmann, teniendo constancia en el Archivo Nacional de Brasil que en 1899 habí­a 2.665 de ellos en el arsenal de Rí­o de Janeiro, sin contar las de otros depósitos y en uso en otras unidades.

Los Gerard serí­an definitivamente declarados fuera de servicio en 1906, cuando fueron substituidos por las pistolas Luger

Este revólver está firmado Elorza sobre el cañón y bajo las varillas de extracción; otras dos firmas de Eibar también lo comercializaron. Se trataba de Vergara y Gárate, y Teodoro Yberzabal, aunque no se tiene constancia de que lo fabricaran, siendo todos los encontrados de manufactura belga.

Francisco Antonio Elorza y Aguirre fue un militar nacido en Oñate (Guipúzcoa) el 3 de enero de 1798, en una familia noble. Entró el 30 de junio de 1811 como cadete en el Colegio de Artillerí­a. Desempeñó varios cargos en A Coruña, donde le sorprendió el levantamiento liberal de Cabezas de San Juan (Sevilla) encabezado por el asturiano Riego. Tomará parte a favor de la Constitución liberal de 1812 que dicha insurrección trataba de restaurar.

Cuando España fue invadida por el duque de Angulema, que estaba al mando de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823), con la intención de extinguir el foco liberal que constituí­a la España de 1820, Elorza hará frente a los franceses en Soria, Valencia, Murcia y Cartagena. Tras perder esta última plaza, tuvo que emprender el camino del exilio. Ya exiliado, estudió en la Universidad de Lieja, donde se interesó por la metalurgia y los minerales. Visitará además factorí­as de armas en Inglaterra, Bélgica, Francia y Alemania, acumulando tales conocimientos que le permiten regresar a España con un salvoconducto del rey para instalar las metalúrgicas de Marbella, hasta que es llamado para restablecer la Fábrica de Trubia con el grado de general.

Fue director de la citada fábrica desde el 20 de septiembre de 1843 hasta el 20 de agosto de 1863. Su labor en ella fue fundamental para el desarrollo tecnológico de la industria pesada española del s. XIX. Estableció dos altos hornos para la producción de hierro, un taller para la fabricación de hierro forjado, otro para el acero, constituyó escuelas de formación profesional, etc.

En 1855 es encargado también de la Fábrica de Armas Portátiles de Fuego de Oviedo, donde llevó a cabo la reunión y organización de los talleres de los distintos gremios de armeros, estableciendo las bases de la fabricación mecánica de dichas armas. Es autor de numerosas obras, entre ellas: "Lo que es la Fábrica de Trubia y lo que de ella se debe esperar con la protección del Gobierno de S.M". (1844) y "Consideraciones sobre la marcha de la Fábrica de Trubia, desde su establecimiento en 1844, hasta fines de octubre de 1860".