J.M. Firearms Collection

REVÓLVER DE TRANSICIÓN Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Anónimo
Birmingham (Inglaterra)
1845 (aproximadamente)
Simple acción
Nogal
Lisa
Durante la década de 1830, los colonos norteamericanos afincados en el Oeste tení­an serios problemas de seguridad provocados por los indios, por una parte, y por otra por los forajidos.

La figura del forajido surgió debido, en cierto modo, a su mala fortuna. Muchos fueron los hombres procedentes de todo el mundo que contagiados por la conocida "fiebre del oro" viajaron a California en busca del codiciado metal. Pronto vieron que no era tan buen negocio como les habí­an hecho creer.

Desesperados y con muchas bocas a las que alimentar, descubrieron que allí­ resultaba relativamente fácil apoderarse de lo ajeno. Eran constantes las caravanas que traí­an a miles de emigrantes que, como ellos, vení­an en busca de fortuna.

Ante este panorama, los colonos reclamaron a los talleres armas con más poder de fuego que las pistolas monotiro de avancarga que habí­an traí­do consigo desde su paí­s de origen, creándose así el avispero.

Debido a su poca precisión, sobre 1840 surgió la idea de instalar un cañón fijo e independiente que coincidiera linealmente con la recámara superior del tambor; así­ nació el revólver de transición. Posteriormente, al unirse el cañón con la caja de mecanismos mediante un armazón fijo, se convirtió en el revólver que hoy conocemos.

Durante la Exposición Universal de Londres de 1852, firmas como Colt, Remington y Adams presentaron sus novedades. Esta fecha marcó el final del revólver de transición al comprobar que habí­a quedado obsoleto ante el revólver propiamente dicho.

Por poner un ejemplo, señalar que el revólver Adams se cargaba en 39 segundos, mientras que para uno de transición se requerí­a, además de mucha destreza al carecer de baqueta, más de 1 minuto. Esta era sin duda una razón de peso.

En Europa se fabricaron en Inglaterra y Bélgica. El modelo de esta colección lleva los punzones del Banco de Pruebas de Birmingham, y muchos portaban como arma adicional una pequeña daga plegable colocada bajo el cañón.

Dada la poca precisión que se les exigí­a no contaban con elementos de punterí­a, por lo que el disparo, para que fuera efectivo, tení­a que realizarse a quemarropa.

La caja de mecanismos está finamente burilada con motivos florales; lleva las chimeneas en posición vertical y protegidas por una lámina de acero, evitando con ello que se disparasen en caso de caida. También serví­a para controlar la chispa de éstas de forma que no se propagara al resto; acontecimiento que acontecí­a con relativa frecuencia y que producí­a inevitablemente un disparo múltiple.

El revólver de transición es un arma poco común, pues el paso de avispero a revólver fue muy rápido. Es por ello que hoy es considerado como una rareza dentro de cualquier colección.