J.M. Firearms Collection

LEFAUCHEUX Mod. 1858 Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
ORBEA HERMANOS
EIBAR
1858 - 1884
Simple acción
160 mm.
983 grs.
Madera nógal
4 Estrí­as

El diseño de este revólver, así como la invención de sus cartuchos de retrocarga son obra del armero francés Eugène Lefaucheux. Fue tal su éxito que se convirtió en el arma corta militar más ampliamente utilizada por los ejércitos europeos entre 1855 y 1875: daneses, españoles, rusos, franceses y belgas fueron algunos de sus usuarios.

Eugène Lefaucheux lo patentó en Francia con el Nº 19.380 el 10 de junio 1854, y después presentó su candidatura en la Oficina de Patentes de Londres concediéndosele la Nº 995 en julio de 1854. Había nacido el revolver Modelo 1854 Lefaucheux.

A pesar de que en los EEUU los revólveres Colt y Rémington eran mayoría, los de sistema Lefaucheux también tuvieron su cuota de protagonismo. En 1861 estalló la guerra de Secesión entre los Estados confederados del Sur y la Unión del Norte. El Norte industrial, cuatro veces más poblado, disponí¬a de una superioridad material aplastante. El Sur, aristocrático y rural, carecí¬a de industria y fue estrangulado por el bloqueo de sus costas, pero combatió por su supervivencia y dispuso de los mejores generales.

En esta guerra desempeñó un gran papel el revólver. Se calcula en unos 750.000 la cantidad de ellos adquiridos por el ejército nordista, mientras que el Sur tuvo grandes dificultades para obtenerlos. Compró revólveres Colt y Starr de contrabando y Lefaucheux, Kerr o Le Mat, en Europa. En conjunto, el Sur adquirió fuera de sus fronteras 250.000 unidades, produciendo solamente unos 20.000 en su territorio.

En España fue declarado reglamentario por Real Orden del 30 de Abril de 1858 (de ahí que algunos autores lo definan como Modelo 1854/58), sustituyendo al revólver de avancarga Adams-Beaumont. Su sistema era de simple acción y usaba el calibre de 11 mm, fue la primera arma corta reglamentaria de cartucho metálico en España. Costaba entonces 305 reales y se le proponía para una vida efectiva de 20 años.

La dotación de cartuchos a entregar con el revólver era de 50 unidades y otros tantos debían de ser facilitados anualmente.

La fábrica de Trubia inició su producción ese mismo año, cesándola en Febrero de 1863, fecha en que se trasladan los talleres a Oviedo. A su vez, las firmas Orbea Hermanos de Eibar y Riera, López y Cía. de Durango también comenzaron la producción del mismo, al igual que otros muchos de la zona vasca, aunque los fabricados por las dos firmas mencionadas son de una calidad muy superior a la de los restantes talleres.

El revolver Lefaucheux Modelo 1858 contaba con un tambor de seis recámaras y aberturas superiores para salida de las espigas de los cartuchos. Cargaba mediante una trampilla lateral de acceso a las recámaras con mecanismo de cierre de pinza. Lleva la varilla extractora alojada en la parte inferior del cañón. Su sistema de puntería es mediante mira delantera, estando la trasera constituida por una simple ranura en el perrillo. Su empuñadura está formada por dos cachas lisas de nogal, rematada por una guarnición con anillo de sujeción. El guardamonte está dotado con un gancho o espolón inferior para mejorar su precisión.

Por Real Orden del 10 de Febrero de 1860, los jefes y oficiales del Cuerpo de Carabineros pasaron a ser dotados también con esta arma, uniéndose así a los de Cazadores, Estado Mayor, Guardia Civil y Caballería.

Estuvo teóricamente en servicio hasta 1884, año en que fue reemplazado por el “revólver tipo Smth & Wesson”, aunque se sabe que su servicio práctico fue mucho más dilatado, ya que algunos oficiales todavía lo usaron durante la Guerra de Cuba de 1898.

El ejemplar de esta colección fue fabricado por Orbea Hermanos, (en la parte superior del cañón figura la inscripción ORBEA HERMANOS _ EIBAR), firma fundada en 1840 en la localidad de Eibar por los hermanos Juan Manuel, Mateo, Casimiro y Petra Orbea Murua, con objeto de fabricar revólveres y pistolas. Desde entonces hasta la primera mitad de la década de 1890 se dedicaron casi exclusivamente a la fabricación de revólveres Lefaucheux y tipo Smith. En 1895, daban trabajo a 50 operarios y producían 80.000 revólveres al año. La empresa pasó en esos años a denominarse Orbea y Cía. siendo una de las principales fabricantes de arma corta en España, aunque sus escopetas de caza y armas de salón también gozaban de gran fama.

En 1906 contaba con 406 trabajadores y exportaba el 90% de su producción. Los Orbea también se introdujeron en el negocio de la cartuchería, fabricando 25.000 cartuchos al día. Para atender la creciente demanda, en 1907 abrieron un taller en Buenos Aires, Argentina, con una plantilla de 60 trabajadores.

La Primera Guerra Mundial fue una época de bonanza para la casa Orbea, que exportó tan sólo en el año 1916, 725.183 unidades. Pero, una vez finalizada ésta en 1918, la lógica crisis afectó al sector y con ella, llegaron las consecuentes dificultades para la empresa. Así en 1926, por problemas familiares, se rompe la compañía dividiéndose en dos: Orbea y Cía, que permanece en Eibar, e Hijos de Orbea, que se ubica en Vitoria, Álava, dedicándose a la fabricación de cartuchería y que con el paso de los años acabaría absorbida por Unión Española de Explosivos. Orbea y Cía., en cambio, continuó con el negocio de las armas y se introdujo en el de las herramientas recuperando con el tiempo el nombre original de Orbea Hermanos.

Desde 1926 hasta 1936, año en que estalló nuestra Guerra Civil, contó con una producción media anual de 40.000 revólveres y 40 toneladas de herramientas. A finales de la Guerra Civil, bajo la gerencia de Esteban Orbea, la empresa pasa a denominarse Orbea y Cía. S.A. y poco a poco abandona las armas de fuego comenzando la fabricación de bicicletas.

Durante las décadas de 1940 y 1950, contaba con una plantilla de 1.000 trabajadores y producía 50.000 bicicletas al año. Sin embargo, a partir de 1960 inició una lenta contracción en la demanda hasta que en 1971 la empresa se constituye en cooperativa. La nueva Orbea se vincula a partir de ahí al deporte y al ciclismo en particular. y en la actualidad suministra a un equipo profesional de la máxima categoría mundial: el Euskaltel Euskadi, y está presente en 64 mercados donde vende 250.000 bicicletas al año.

Jesús Madriñán
Datos técnicos
ORBEA HERMANOS
EIBAR
1858 - 1884
Simple acción
160 mm.
983 grs.
Madera nógal
4 Estrí­as
- CASIMIR y EUGENE G. LEFAUCHEUX -

Casimir Lefaucheux (Bonnétable 1802, Parí­s 1852), fue un afamado armero parisino que tení­a ubicado su taller en el Nº 5 de la calle J. T. Rousseau. En 1836 inventó la primera escopeta basculante de retrocarga antecesora de muchas de las actuales. Fue también el primero que ideó un cartucho en el que fulminante, vaina y bala estaban unidos. Al principio la vaina estaba realizada en papel o cartón y envolví­a todo el conjunto a semejanza de los cartuchos de caza actuales, pero en 1846, los armeros Gévelot y Houiller diseñaron la vaina metálica y, gracias ello, ese mismo año Casimir Lefaucheux patentó un arma completamente revolucionaria para la época. Se trataba de una escopeta y fue la primera arma de retrocarga que contó con cartucho metálico.

Con este invento entrarí­a en la Historia de las armas, pues fue el primer sistema generalizado que permití­a cargar las armas por detrás, abandonando así­ el engorroso sistema de avancarga.

Lo presentó en sociedad en la Gran Exposición de Londres de 1851, pero ese año la gran atracción estaba reservada para los revólveres Adams y, sobretodo, Colt que, aprovechando la inauguración de su nueva factorí­a en Londres, querí­a introducir a toda costa sus productos en el mercado europeo.

Casimir Lefaucheux murió al año siguiente y su hijo, Eugene Gabriel Lefaucheux continuó con el buen hacer de su padre, patentando en 1854 un revólver con este mismo sistema que, con el tiempo y algunas variaciones serí­a adoptado, entre otros, por el ejército francés, español, suizo, belga, holandés, italiano y noruego.

En España fueron dos las armas reglamentarias que contaron con este sistema: los revólveres Modelos 1858 y 1863.

Los cartuchos de fuego anular y posteriormente los de fuego central acabaron con las armas de sistema Lefaucheux, aunque a principios del siglo XX no era raro ver alguna escopeta de caza de este sistema por las tierras de España.