J.M. Firearms Collection

LEBEL Ordnance Revolver 1892 Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Manufacture d´Armes et Cycles de Saint-Ettiene
Francia
1892 - 1924
Simple y Doble Acción
117 mm.
840 Gr.
Madera de Nogal.
4 Estrías
Francia puede presumir de ser el primer país del mundo en adoptar un revólver de cartucho metálico como arma reglamentaria. Se trataba exactamente del revólver Lefaucheux Modelo 1858 destinado a su Armada. Su ejército, en cambio, estaba regido por oficiales muy conservadores que consideraban el arte de la guerra como un lance de honor, por lo que seguían apegados a sus sables y, aunque tenían de dotación su pistola de percusión, esta sólo debía ser usada como último recurso.

Tras su derrota en la guerra Franco-Prusiana (1870-1871), reconsideraron este concepto, y sólo entonces accedieron a armarse con un revólver. Así fue como se declararon reglamentarios los robustos revólveres Modelos 1873 y 1874 de 11 mm que estaban basados en los Chamelot Delvigne que por entonces armaban a muchos de los principales ejércitos europeos.

La invención de la pólvora sin humo abrió a los armeros un abanico de posibilidades increíble, pues podían reducir los calibres de sus cartuchos sin mermar por ello su poder de parada. Con ello se consiguió un disparo más agradable al no tener tanto retroceso el arma con lo que también se ganó en precisión.

Con esta premisa, en 1885 la Sección Técnica de Artillería propuso sustituir los revólveres Modelos 1873 y 1874. Así, en 1887 es presentado un prototipo para su aprobación por la comisión encargada del proyecto, pero no dejaba de ser un Modelo 1873 aligerado y disminuido su calibre a 8 mm, con el inconveniente de su sistema de carga y descarga, lento y complicado. La solución la tenían los norteamericanos con sus revólveres de tambor basculante, así que se le aplicó esta solución, pero aun quedaba algo más por evaluar: su calibre.

Había que comprobar si el cartucho de 8 mm cargado con pólvora sin humo mejoraba en potencia al veterano 11 mm de pólvora negra. Para ello se hicieron pruebas con ambos calibres sobre dos caballos elegidos por sorteo y pertenecientes a un regimiento de artillería.

Se disparó sobre ellos con ambos cartuchos, y una vez muertos, se comprobó que las heridas producidas por la bala de 8 mm del prototipo habían penetrado más y con mayor daño que las de 11 mm del Modelo 1873, sobre todo en lo referente a la rotura y astillado de los huesos, siendo este un punto decisivo a la hora de decantarse por una u otra munición.

De este modo, por recomendación de la citada comisión, en 1892 se adopta por parte de las autoridades francesas el revólver de dotación para el ejército, denominándolo “Pistole Revolveur Modele d'Ordonnance 1892”, más conocido como revólver Lebel, a pesar de que el coronel Nicolas Lebel, inventor del célebre fusil, no tuvo nada que ver con dicha arma, pero como el estriado de los cañones se hacía utilizando la maquinaria de los fusiles, que eran del mismo calibre, se ve que se le pegó el nombre.

Es difícil reunir en una misma arma, belleza, precisión y calidad, como ocurre con este revólver. Su manufactura es de primera. La precisión y ajuste de piezas, realizado manualmente, siguiendo la vieja tradición de la fábrica Manufacture d´Armes et Cycles de Saint-Ettiene, consiguieron una gran suavidad de mecanismos y accionamiento.

Lo único que se le puede achacar es su calibre de 8 mm (similar al 7,65 mm Browning), pues no es el más adecuado para un arma de guerra. A pesar de ello, fue uno de los mejores revólveres militares de su tiempo.

Su adopción, suscitó en su momento un entusiasmo difícil de imaginar fuera del contexto de una Francia revanchista tras la pérdida de la guerra Franco-Prusiana, y donde los asuntos militares tenían preferencia sobre cualquier otro.

Aun así, debieron transcurrir 15 años tras su reglamentación para que las primeras unidades fueran entregadas. De este modo, en 1907 fueron los oficiales, los sargentos mayores y la tropa de caballería los primeros en portarlo.

El tambor oscila hacia la derecha, lo que para mi es bastante inusual, ya que es el único revólver que conozco que lo hace así. “¡Que incómodo!” Fue lo primero que pensé al ser diestro, pero luego, leyendo sobre esta arma en una revista francesa, alegaba que el motivo de que basculase hacia ese lado venía dado porque, en principio, el arma estaba pensada para la caballería, y sus miembros deben siempre utilizar la derecha para asir las riendas o el sable. Si lo empuñamos con la mano izquierda y hacemos bascular el cañón, nos damos cuenta que resultaría más fácil cargar el arma con la derecha si ésta está sujetando las riendas, y este es el motivo por lo que se diseñó el arma de esta manera.

Otra de sus peculiaridades es que se puede acceder a los mecanismos interiores con sólo abrir la carcasa del lado izquierdo, la cual va fijada por un tornillo, lo que facilitaba su mantenimiento o reparación.

Parece ser que la Primera Guerra Mundial pilló a Francia por sorpresa, pues el número de estos revólveres no llegaba para armar a toda su oficialidad, teniendo, en principio, que recurrir a los ya obsoletos Modelos 1873 con más de 40 años en servicio. Ante tal panorama, el ejército francés solicitó a la Manufacture d’Armes et Cycles de Saint-Etienne un esfuerzo para que fabricara urgentemente más revólveres, pero su producción estaba totalmente volcada en la fabricación de fusiles y ametralladoras, por lo que el gobierno tuvo que importarlas de países aliados o neutrales, como fue el caso de España, a la que le encargó miles de pistolas tipo Ruby del calibre 7,65 mm y de revólveres similares a los Smith & Wesson recamarados para su cartucho oficial de 8 mm.

En 1935 se declaró reglamentaria, para sustituirlo, a la pistola semiautomática MAS Modelo 1935, pero la fulminante derrota frente a las tropas alemanas en los albores de la Segunda Guerra Mundial no dio tiempo para ello, por lo que continuó de dotación durante toda esa guerra y no fue hasta la de Indochina, en 1954, en que fue definitivamente dado de baja del ejército. Por su parte, la gendarmería lo mantuvo hasta el final de la Guerra de Argelia en 1962.

La mayoría de estos revólveres fueron fabricados por la fábrica francesa Manufacture d´Armes et Cycles de Saint-Ettiene. Según un catálogo que tengo de esta firma, el coste de la unidad, justo antes de comenzar la Primera Guerra Mundial, era de 45 Francos.

Fabricado entre 1892 y 1924, la letra que antecede al número de serie nos dirá su antigüedad de manera más exacta. Así la “F” identifica los producidos entre 1892 y 1897, la “G” entre 1898 y 1902, la “H” entre 1903 y 1915, la “I” entre 1916 y 1919 (durante la Primera Guerra Mundial) y, por último, la “L” los fabricados entre 1920 y 1924.

Se llegaron a producir entre 300.000 y 385.000 ejemplares del “Revolveur Modele d'Ordonnance 1892”; un arma que, inevitablemente, estará siempre unida a la Historia de siglo XX francés.