La Enfield. Royal Small Arms & Co. fue fundada en 1856 en la localidad inglesa de Middlesex, centrándose, en un principio, en la fabricación de revólveres para uso civil.
A principios del s. XX contaba ya con una afamada reputación, sobresaliendo en la fabricación de fusiles militares, siendo su pieza más conocida el modelo Lee-Enfield del que se llegaron a fabricar millones de unidades para dotar a las tropas aliadas durante la I y II Guerra Mundial.
In 1932, con la adopción del ejercito británico del revólver Enfield No 2 Mk I, en sustitución del Webley Mark VI se dio por finalizada la estrecha relación de duraba más de medio siglo entre el ejército y la fábrica Webley, que había comenzado en 1887.
En 1938, con una Europa agitada por los aires prebélicos, se declaró reglamentario al revólver Enfield No. 2 Mark I*. El asterisco servía para diferenciarlo del modelo normal con espolón, por tanto, estaba pensado para disparar en doble acción, y para mejorar su precisión, se redujo la presión del gatillo, que en el normal era de 5,4 Kg., en 900 gramos. También se le dotó de un armazón de mayor tamaño y de unas cachas de material sintético con descanso para el pulgar.
La primera unidad del revólver Enfield No 2 Mk I* salió de fábrica el 22 de junio de 1938, siendo adoptado inmediatamente por el Royal Tank Regiment que lo utilizó hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
Tuvo buena acogida por parte de algunas unidades de los ejércitos aliados que lucharon en la dicha guerra, sobre todo por parte de los tripulantes de los carros de combate que lo erigieron como propio, desechando la pistola reglamentaria Colt Modelo 1911 A1 a pesar de contar con una tecnología más moderna y mayor poder de parada, (calibre .45 para el Colt contra el .38 del Mark I*). Y es que el mayor temor de un tripulante de blindados era morir abrasado en su interior, por lo que era esencial poder abandonar el carro con la máxima urgencia en caso de sufrir un impacto directo. Con la falta del espolón se evitaba que el revólver se enganchara en las angostas escotillas de escape, frenando así su angustiosa evacuación en el caso antes descrito.
Este revólver llegó a mis manos por vía de un amigo (gracias Paco) que me hizo informó sobre su origen. Durante la década de 1940, recientemente rematada nuestra Guerra Civil, estuvo al servicio del maquis que operaban por la zona de Puente Ulla, pueblo situado a unos 18 kilómetros de mi ciudad, Santiago de Compostela.
Era un arma muy rara en España, por lo que su procedencia bien pudiera estar unida a la de las pocas armas que les pudieron hacer llegar sus camaradas exilados en Francia y todavía comprometidos con la lucha antifranquista.
Fue el último revólver reglamentario del ejército británico, ya que en 1957 fue adoptada la pistola semiautomática belga de la firma FN Modelo HP 1935.