J.M. Firearms Collection

CHAMETOT- DELVIGNE Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Anónimo
Lieja (Bélgica)
1870 (aproximadamente)
Doble acción
Madera
4 estrí­as
Gustave Henry Delvigne fue uno de los más conocidos y fecundos investigadores franceses en materia de armas de todo el siglo XIX.

Nació en Hambourg el 10 de Abril de 1798, y entre sus descubrimientos más importantes se encuentran un sistema de carga de balas por la culata para el mosquetón modelo 1830 y para el fusil Rempart de 1831, y la invención de la bala Delvigne -más conocida como Minié pues, erróneamente, se atribuyó su invención a un capitán del ejército británico. A Delvigne también hay que atribuirle la invención de distintas balas incendiarias para pistola y revólver con sistema a percusión, carabinas de caza con recarga por la culata, y una larga lista de inventos más.

Se cree que su afición por el mundo de las armas le vino durante su participación en las guerras napoleónicas. Después de 1815, siendo ya teniente y tras padecer cautiverio con su Emperador en la Isla de Elba, habí­a recabado tal experiencia en el mundo armamentí­stico que lo llevó a inmiscuirse en el intento de mejorar muchos sistemas existentes e, incluso, inventar otros.

El ejemplar que le llevó a la fama fue un revólver resultado de su asociación en 1860 con un armero parisino domiciliado en Bruselas, M. Chamelot. Entre ambos, diseñaron y comenzaron a fabricar esta nueva arma en 1862, apoyándose en la invención del cartucho metálico de percusión central en 1860. Como resultado surgió el revólver Chamelot-Delvigne. Este arma estará unida, de una manera u otra, a un gran número de las construidas durante las décadas de 1870 y 1880.

El Chamelot-Delvigne inicial fue patentado en Bruselas el 7 de julio de 1862 con el número 12.861, dándose a conocer en la Gran Exposición de Parí­s de 1867. Fue adquiriendo ciertas mejoras hasta la década de 1880, saliendo al mercado multitud de modelos, tanto para uso civil como militar.

El presentado en esta colección está basado en su diseño, siendo el que más éxito tuvo en Europa desde 1862 hasta 1880, ya que contaba con munición de cartucho metálico de ignición central, dejando anticuado el sistema Lefaucheux.

Con la invención de este cartucho, los Estados Mayores europeos nombraron comisiones para dotar a sus ejércitos con revólveres de fuego central; a éstos acudieron las más afamadas casas armeras del mundo. De ellos, el arma que salió más beneficiada en Europa fue el revólver Chamelot - Delvigne, siendo declarado reglamentario para oficiales y suboficiales del ejército, tropa de caballerí­a y de artillerí­a montada de los ejércitos de Bélgica, Francia, Dinamarca, Suiza, Suecia e Italia, entre otros.

Es un arma de construcción robusta, fabricada en acero de primera calidad. Las paredes del cilindro y el grueso del cañón tiene un respetable espesor que le garantiza seguridad y larga vida.

Su fabricación se hací­a enteramente artesanal, por lo que todas sus piezas van numeradas a fin de identificarlas en caso de juntarse con otras similares.

El tiro, bien a doble o simple acción, resulta eficaz, pues el arma está perfectamente equilibrada. El único defecto que se le puede achacar es el sistema de carga, consistente en una ventana lateral del tambor. Aunque a decir verdad, este sistema estaba muy popularizado y aceptado por los revólveres militares de la época, por lo que ciertamente no suponí­a un gran problema, estando en igualdad de condiciones que sus contrarios.

Realmente el arma podí­a considerarse como potente, y su impacto tení­a suficiente poder de parada como para detener a un enemigo provisto de fusil con bayoneta sin correr el riesgo de que llegara a la distancia necesaria para herir con ella.

Para dar una idea de su precisión, los manuales de la época indican que un tirador mediano podí­a colocar fácilmente sus seis balas en un cí­rculo de 30 cm. de diámetro a una distancia de 30 metros.

En la solapa del revólver de esta colección, aparece la inscripción BRITISH CONSTABULARY, que significa Cuerpo de Policí­a Metropolitana Británica. Su fabricante obraba con picaresca al inscribirla en un seguro intento de hacerlo más comercial, ya que su intención era la de engañar al posible comprador haciéndole creer que prestaba servicio en ese cuerpo, lo que era del todo falso, pues el que gozaba de tal privilegio era un Webley & Scott, al igual que la Royal Irish Constabulary -Real Cuerpo de la Policí­a Metropolitana Irlandesa.

Por último, añadir que este revólver fue la primera pieza de mi colección con verdadera calidad, pues como principiante y, también debido a lo mermado de mi economí­a de estudiante, ésta se basaba únicamente en piezas tipo revólveres Velo-Dog, y copias de los British Bulldog y de los Smith & Wesson, además de las inevitables, por abundantes, pistolas Lefaucheux de cañones paralelos. Para conseguirlo, lo tuve que cambiar por nada menos que 23 de estas piezas, que aunque humildes, gozaban de todo mi cariño.