Todos los investigadores que tratamos de escribir sobre esta pistola nos enfrentamos al mismo obstáculo: la falta de documentación. Durante la Guerra Civil española (1936-1939), esta se destruyó casi en su totalidad debido al fuerte bombardeo que sufrió la villa de Eibar por parte de las tropas franquistas el 26 de abril de 1937, y donde gran parte de los archivos de los fabricantes se quemaron, destruyéndose así una irremplazable fuente de información.
Con todo sabemos que fue la primera pistola semiautomática fabricada en serie en España y que, debido a su flojo calibre, fueron muy pocas las unidades construidas, constituyéndose así como una de las armas con más carga histórica de nuestro país además de una de las más deseadas debido a su manifiesta rareza. Que su importancia no viene de ahora lo prueba el hecho de que sólo 9 años después de cesar su producción fue incluida como pieza a exponer en el Museo de Armería de la Villa de Eibar, inaugurado el 24 de junio de 1914 donde, en su catálogo, “Inauguración del Museo de Armería de la Villa de Eibar”, además de informar que cuenta con 580 armas de fuego procedentes de donaciones realizadas por los industriales eibarreses, particulares, del banco de pruebas y del Ministerio de Guerra español, la referencia con el número 41 de las 580 existentes, y la describe como “una pistola de seis tiros cal. 7 mm. sistema Charola y Anitua cañón movible y cerrojo conectado, depósito delante de la empuñadura, pertenece a las primeras pistola automáticas que fueron construidas en Eibar por Charola y Anitua los años 1897 a 1905; se construyeron en número de 8.400 piezas de dos calibres 5 y 7 mm”. También hace mención a que esta pieza fue donada en 1914 por D. Luís Crucelegui”.
Tristemente, una parte del patrimonio de este museo se perdió en 1936 cuando, con motivo de la Exposición Internacional de Armería de 1936, una importante muestra de la colección partió a París pero el comienzo de la Guerra Civil impidió que regresara.
EL ARMA
Su paternidad se atribuye a Ignacio Charola al ser quien la presentó ante los artilleros de la Comisión de Experiencias del Ejército Español. Cuando el modelo de 5 mm fue rechazado a causa de lo reducido de su calibre, expresó su deseo de fabricar otro para cartucho de mayor calibre, y así surgió años después la variante de 7 mm.
Aunque como ya he informado, en el Catálogo de 1914 del Museo de Armería de Eibar se afirma que entre 1897 y 1905 se produjeron 8.400 unidades, uno de los mayores especialistas en este arma, el italiano Paolo Conti, en su artículo publicado en Florencia en “Diana Armi” en mayo de 1992, no cree que fueran tantas, reduciendo su fabricación a 5.000 unidades, 3.000 en calibre 5 mm. y 2.000 en calibre 7 mm. De las primeras, debido a pequeños detalles, se pueden diferenciar cuatro variantes, en las segundas, dos: uno con depósito fijo y otro con cargadores extraíbles.
PISTOLAS EN 5 mm.
1ª Variante. De esta Conti calcula fabricadas unas 950 unidades que según él son las únicas producidas por la firma “Charola y Anitua”. Tenían una longitud de cañón de 105 mm. que portaba la inscripción “PISTOLA AUTOMATICA PATENTE CHAROLA Y ANITUA, EIBAR, Cal. 5 m/m”, así como la marca registrada en 1899. En ellas el punto de mira va colocado directamente sobre el cañón.
2ª Variante. Se hicieron unas 900 unidades, del Nº 951 al 1.800 aproximadamente que fueron producidas por Ignacio Charola. Con una longitud de cañón de 95 mm., sobre él figura la inscripción “I. CHAROLA, EIBAR, CAL 5 m/m”, manteniéndose las iniciales “Ch. y A.” sobre el lema MARCA REGISTRADA y la inscripción “SIETEMA CHAROLA Y ANITUA” en las cachas. En ellas, se simplifica el mecanizado del alza, la boca del cañón se refuerza con un anillo sobre el que figura el punto de mira y se reduce la longitud de la palanca del seguro.
La de esta colección pertenece a esta variante.
3ª Variante. Unas 800 unidades, del Nº 1801 al Nº 2.600 aproximadamente. La longitud del cañón es de 85 mm. y sobre él figura inscrita la leyenda “THE BEST SHOOTING PISTOL”. En ellas se reduce la cola del martillo percutor.
4ª Variante. Le corresponden las 400 unidades (del Nº 2.601 al Nº 3.000), que restan para totalizar las 3.000 que Conti calcula producidas. En ellas no figuran más marcas que las del Banco de Pruebas de Armas de Fuego de Lieja, por lo que se deduce que fueron fabricadas o montadas en Bélgica por cuenta de Ignacio Charola.
PISTOLAS EN 7 mm.
Las pistolas en calibre 7 mm., Conti las enumera del 10.001 al 12.000, con una longitud de cañón de 85 mm. donde va inscrito “THE BEST SHOOTING PISTOL” y comercializadas con la marca registrada en 1899 careciendo de cualquier inscripción que las pudiera identificar con la firma Charola y Anitua.
Este modelo se produjo en dos variantes, uno con depósito de carga fijo para seis cartuchos para alimentar mediante peine por arriba, al igual que el modelo de 5 mm. y otro para ser alimentado mediante cargadores de seis cartuchos extraíbles que se introducían por abajo.
Su venta conoció en Rusia un éxito superior al de otros países, sin duda debido a la guerra ruso-japonesa que tuvo lugar en los años 1904 y 1905.
Los mecanismos son casi idénticos a los de la Mauser C.96, la cual salió al mercado el mismo año que la Charola, en 1897, aunque unos meses después, por lo que no cabe hablar de copia. Dudo mucho que la firma Charola y Anitua tuviera acceso a los planos y diseños secretos de la firma preferida del Kaiser.
El cañón y la corredera están forjados en una sola pieza. Buscando una medida estándar para el cañón me percato de que se fabricaron en numerosas longitudes, he encontrado cañones de 105, 95, 85, 82, 71, 63 y hasta de 170 mm. en una que se conserva en un museo ruso. La de esta colección mide 61 mm. No existe explicación para un abanico tan dilatado de longitudes.
EL CARTUCHO
El cartucho de 5 mm. de esta pistola fue desarrollado en España en 1897. En 1903, también es adoptado para la pistola Clement por lo que es conocido por ambos nombres: cartucho 5x18 mm. Charola Anitua y 5x18 mm. Clement, según la distribución de las pistolas que lo disparaban. En España se fabricaron con la bala blindada y semiblindada, en ambos casos con la envuelta niquelada. Los cartuchos se vendían en cajas de 30, conteniendo cinco peines de seis cartuchos.
Para la comercialización de los cartuchos de 7 mm., Ignacio Charola informaba que los producidos por la firma austriaca “Keller & Cie.”, podían adquirirse a la Unión Española de Explosivos, que contaba con depósito de los mismos.
Como ya mencioné anteriormente, nos hayamos ante una de las armas españolas con más carga histórica al ser la primera semiautomática producida aquí, lo que añadido a su excepcional escasez, la convierte en una pieza cotizadísima en cualquier colección de armas.
Aunque se sabe que la relación entre estos dos armeros comenzó en la década de 1870, los primeros datos registrados aparecen bajo el nombre “Anitua y Charola” en la Matricula Industrial de Eibar pertenecientes al ejercicio de 1880–1881. Según estos, la sociedad la formaban Miguel Anitua Echeverría e Ignacio Charola Achucarro, declarando sólo un operario en plantilla. En los dos ejercicios siguientes tuvo un aumento considerable de trabajo, pues llegó a declarar hasta 20 operarios, convirtiéndose en ocupación en el primer taller de armas de Eibar.
Entonces estaban especializados en la producción de copias de los revólveres Merwin Hulbert que constituían su producto estrella, pues con posterioridad a la Real Orden de 6 de octubre de 1884, que admitía la utilización militar de cualquier tipo de revólver (dentro de unas medidas exigidas), que utilizara el nuevo cartucho reglamentario de 11 mm. Modelo 1884, Anitua y Charola lanzaron al mercado un nuevo modelo de su sistema “Merwin” que explotaba patentes de modificación de su propiedad, consiguiendo por Real Orden de 2 de abril de 1888 que su revólver obtuviera del Ministerio de Guerra una recomendación idéntica a la que en 1884 había obtenido para los “Smiths” la firma Orbea hermanos.
En 1897 comenzó la fabricación de esta afamada pistola semiautomática y en 1898, la firma “Anitua y Charola” pasó a denominarse “Charola y Anitua”, siendo de este modo inscrita en la Matrícula Industrial de Eibar, así como el logotipo de la marca consistente en un proyectil alado con las iniciales “CH. y A.” en su interior, sobre una banderola que porta la inscripción “MARCA REGISTRADA”. El 13 de octubre de 1898 les fue concedida la patente de invención Nº 23.164 con enunciado: “Un aparato o mecanismo especial para armas de fuego, de repetición, portátiles”, solicitada por 20 años, describiendo la pistola conocida como Charola y Anitua. Las cachas, fabricadas en ebonita, portaban una estrella de cinco puntas en su parte superior y, abajo, sobre un círculo, la inscripción “SIETEMA CHAROLA Y ANITUA”.
Su taller estaba ubicado en la calle Estación de Eibar y, en ese momento, declaraba que tenía 16 operarios en plantilla. Esta sociedad tuvo una vida muy efímera, de apenas tres años, ya que en el año 1900 declaró su disolución. Fue en este corto periodo cuando el taller fabricó el modelo de 5 mm.
En 1901, D. Ignacio Charola se constituyó como sucesor de la misma con una plantilla reducida a 5 operarios, iniciando parte de la fabricación de una variante en calibre 7 mm. que se mantuvo hasta 1905. Digo parte porque la firma Garate Anitua y Cía. también tuvo un papel importante en su construcción. Las modificaciones en su diseño no fueron objeto de adicción a la patente inicial de 1898, unas de esas modificaciones consistieron en omitir cualquier marca que pudiera identificarla con la sociedad inicial, manteniéndose el proyectil alado pero borrándose de él las iniciales “CH. y A.”, así como también la inscripción “SIETEMA CHAROLA Y ANITUA” de las cachas.
D. Ignacio Charola falleció en 1908 y, por esta causa, su empresa no figura entre las que asistieron a la Exposición de Artes e Industrias celebrada en Eibar ese mismo año, siendo su antiguo socio, D. Miguel Anitua, que se había dedicado a la fabricación de aparatos eléctricos, quien expuso allí “varias muestras del revolver Merwin y de la pistola automática de su fabricación”, se trataría de su “antigua” fabricación. La fábrica de D. Ignacio Charola tomó entonces la denominación de “Vda. De I. Charola”, y aunque continuó con la fabricación de armas, se ciñó exclusivamente a la de los revólveres del tipo oscilantes.
Miguel Anitua falleció en 1910 y su hijo Ignacio heredó el taller, poco más tarde se asoció con José Charola, hijo del antiguo socio de su padre y ambos se dedicaron a la representación y venta de maquinaria industrial, actividad que mantuvieron hasta la década de 1930. Ninguno de los dos socios reanudó jamás la fabricación de la pistola semiautomática ideada por sus padres.