Así como los revólveres y las pistolas del sistema Lefaucheux tuvieron gran aceptación en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, en lo concerniente a las armas largas sólo gozaron de esa popularidad las escopetas de caza, siendo los fusiles-revólver piezas raras destinadas únicamente a tiro de precisión o a caza mayor, de lo que se deduce que sus originales propietarios pertenecían a clases económicamente afortunadas.
Este arma lleva punzonado un escudo dentro del cual figuran las iniciales “L.F.”. ¿Corresponderán a las de Eugene G. Lefaucheux? Lo desconozco, y el hecho de que lleve los punzones del Banco de Pruebas de Lieja (Bélgica) no descarta a este fabricante, pues muchos armeros franceses, entre ellos la mismísima Manufacture d´Armes et Cycles de St. Etienne, fabricaban sus armas en Francia para luego llevarlas a marcar al Banco de Lieja. Cuestión de economía, supongo.
Este fusil-revólver es un arma fabricada con materiales de muy alta calidad, con un cañón largo y un tambor impresionante, pues contenía 10 recámaras destinadas a cartuchos de 12 mm.
Sus elementos de puntería consisten en un punto de mira con reglaje lateral y alza graduada desde los 50 hasta los 600 metros, lo que me parece una exageración para la potencia de un cartucho Lefaucheux.
Este tipo de armas ya por si escasa, tuvo una existencia bastante efímera, pues la llegada del cartucho de fuego central hizo que muchas fueran reconvertidas para disparar en ese sistema, siendo hoy pocos los coleccionistas que podemos disfrutar de un arma de estas características completamente original.