El 10 de Junio de 1943, en plena II Guerra Mundial, la prensa de todo el mundo se hizo eco de la siguiente noticia: El húngaro Ladislao Biro, director de periódico en Budapest,quedó impresionado por la tinta de secado rápido usada por las impresoras, preguntándose si este principio se podría aplicar a la escritura. Así, a mediados de 1930 diseñó una pluma -el bolígrafo- que no manchaba. En 1938 solicitó una patente de su invento, pero antes de que le fuese concedida estalló la II Guerra Mundial. Huyendo de los nazis se trasladó a Argentina.
A principio de los cuarenta, con la ayuda de su hermano Georg, eminente químico, perfeccionó y fabricó el bolígrafo en Buenos Aires. El invento consiste en un delgado tubo lleno de tinta de ese tipo que sale a través de una punta esférica giratoria de acero.
En 1944, Biro vendió la patente norteamericana a Eversharp-Faber por dos millones de dólares, y, en Europa, a Marcel Bich, fabricante de los bolígrafos Bic, que ahora fabrica más de 10 millones de bolígrafos al día en todo el mundo.
Una de las armas más importantes en cualquier conflicto es la información.
Sin ella el Desembarco de Normandía, por ejemplo, jamás hubiera tenido éxito. En esta tarea tuvieron especial relevancia los agentes de inteligencia que, infiltrados en centros estratégicos del enemigo, podían muy bien hacer cambiar el curso de una guerra.
Sabedores de ello, los países inmersos en esta contienda, trabajaban para dotar a sus agentes de campo de los útiles necesarios para llevar a cabo su labor de la manera más eficiente; una minúscula cámara de fotos disimulada dentro de un reloj de bolsillo, un transmisor camuflado dentro de un maletín, una cápsula de cianuro insertada en una muela para "desaparecer" en caso de ser descubierto, etc, eran útiles imprescindibles entre los miembros de los servicios secretos.
Aprovechando el invento del bolígrafo, a alguien se le ocurrió la idea de enmascarar una pequeña pistola dentro de este inocente objeto de escritura, haciéndola pasar completamente desapercibida para cualquiera, pasando a ser otra "herramienta" dentro de la dotación de cualquier agente.
Existe la creencia de que fue Japón el país que la inventó, debido al relativamente alto número de estas armas que llegó a fabricar durante la II Guerra Mundial, creencia que no está justificada más que por este dato. El caso es que en pocos meses, todos los servicios de inteligencia de los países en litigio contaban con él, siendo también fabricados con destino a la defensa de altos cargos políticos y militares.
El de esta colección viene presentado en un estuche que, además del arma y de una cajita de caoba donde se guardan las balas, lleva una insignia con la inscripción Heim ins Reich -El hogar en el Reich- que al parecer era la que lucían los gobernadores militares nazis de la época.
De fabricación alemana, el cuerpo donde está inmerso toda la maquinaria está fabricado en bronce, mientras que el cañón, está construido en acero.
Dispara un 22 Corto de fuego anular que para que fuera eficaz, debía dispararse a corta distancia del objetivo. Es increíble que lleve estriada el ánima del diminuto cañón.
Su carga y descarga se realiza como en un bolígrafo convencional, es decir, desenroscando la parte inferior, pero en vez de introducir el correspondiente tubo de tinta, se introduce una bala. Después, se acciona un tornillo que lleva en la parte posterior y que hace las veces de disparador, pudiéndose colocar en dos posiciones debidamente marcadas: una para el seguro y otra fuego. Si se arrastra el tornillo a la vez que se fuerza el muelle hasta la posición fuego y se suelta el arma efectuará su disparo.
Todas las inscripciones que figuran en este bolígrafo pistola vienen marcadas en inglés, quizás para hacerse pasar por agente aliado en el caso de ser capturado.