J.M. Firearms Collection

THOMAS 3 CAÑONES Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
THOMAS
Londres
1770 Circa
Pedernal
212mm
68mm
Nogal
Lisa

Pistola de sistema de pedernal o silex, fabricada por el maestro armero Thomas en Londres durante la segunda mitad del siglo XVIII, tal como atestiguan las firmas y punzones que porta.

Fabricada en hierro y bronce, resultaba un arma muy sofisticada para la época pues además de sus tres cañones, cuenta con mecanismos innovadores que hacen de ella una magnífica pieza de colección. Sin duda en origen venía acompañada de pareja, ya que sus cañones están marcados en sus recámaras con los números 4, 5 y 6, prueba de que falta la portadora del 1, 2 y 3. No resulta difícil imaginar lo espectacular de la pareja luciendo en un estuche con todos sus accesorios, algo que el tiempo se encargó de separar.

Aunque suene irónico, las armas con varios cañones se consideraban por entonces como de alta capacidad de fuego, ya que la gran mayoría solo contaba con uno, lo cual es lo mismo que decir que solo podía efectuar un disparo entre carga y carga. Que posea tres cañones de bronce hacen de ella un arma pesada aunque robusta y muy bien elaborada, condiciones necesarias para soportar las presiones de sus disparos. Se trataba de un arma cara, destinada a oficiales con “posibles” de la Armada o del Cuerpo de Prisiones, pues era lo mejor que tenían para sofocar motines o rebeliones, nada raros en los escenarios en que se movían. Las destinadas a un cuerpo u otro se pueden diferenciar bien, pues las de los Oficiales de la Armada se fabricaban en bronce –eran por tanto más caras- para resistir mejor la dureza de las condiciones del mar, mientras que las de Prisiones se hacían enteramente en hierro.

Al desenroscar los cañones para su carga -sistema Reina Ana-, quedaban las recamaras a la vista, lo que facilitaba que se le cargara la misma cantidad de pólvora cada vez que se procedía a ello, lo que otorgaba mayor seguridad al usuario sabedor de que todos los disparos llevaban la misma potencia. En las bocas de los cañones se aprecian muy marcadas el final de las estrías, pero esto no deja de ser un engaño ya que dichas estrías son falsas, solo tienen una longitud de un par de centímetros. Y es que en la Gran Bretaña del siglo XVIII estaban seriamente prohibidas. Un oficial británico, decían, no precisaba de esas artimañas, que prometían mayor precisión, para abatir a un contrincante. Esas bajezas eran más propias de los franceses, sus seculares enemigos. El tiempo y la experiencia les harían ver lo errado de su decisión y, a principios del siglo XIX, levantaron tan tonta prohibición.

La caja de mecanismos es cuadrada. Su lado izquierdo está decorado con guirnaldas y un óvalo que contiene el nombre del armero londinense Thomas, afamado maestro y proveedor además de importantes casas aristocráticas británicas. Porta también una palanca con tres posiciones que permitía elegir el cañón a disparar, pues según la posición en que se colocara, determinaba un oído en especial bajo el martillo, ya que cada cañón tenía el suyo propio. La cara derecha está decorada con grabados que representan el comienzo de la tierra, la vegetación, banderas y, ya por último, un faro al fondo. Motivos alegóricos de la Patria muy significativos para un marino.

La llave o martillo, de las llamadas a la caja, es otra obra de arte llena de innovaciones. El rastrillo posee un tornillo con un muelle encargado de regular la presión de cerrado sobre la cazoleta, evitando en los días húmedos que la pólvora se mojara. También, bajo la llave, se sitúa un embolo circular que, al girar, al ser accionada la palanca selectora lateral, dejaba ver el oído del cañón que se pretendía disparar, y ya por último, sobre la caja descansa una fina pretina rematada en una aguja que al adelantarla hace que este se introduzca en el rastrillo, no permitiendo que se abra y quede la pólvora expuesta evitando cualquier disparo accidental. Es la primera vez que veo un seguro en un arma de esta época y, para poder accionarlo debía el martillo estar en posición de disparo. Para liberarlo, había simplemente que deslizarlo de nuevo hacia atrás.

Porta bajo el tercer cañón los punzones del Banco de Pruebas de Armas de Fuego de Londres correspondientes al siglo XVIII.

Jesús Madriñán