J.M. Firearms Collection

THOMPSON 1928-A1 Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Savage Arms & Co.
Utica, Nueva York
1932-1942
Automático
5 kg. en vací­o
Estriada
John Taliaferro Thompson, más conocido por el apodo de Tolliver, fue el inventor de este famoso subfusil. Nació en Newport, Kentucky, el 31 de diciembre de 1860.

Su padre, el coronel James Thompson, se graduó en 1851 y ganó varios ascensos como oficial de artillerí­a en las batallas de Glendale y Chickamauga durante la Guerra Civil americana. Terminada ésta, dio clases de ciencia militar en la Universidad de Indiana hasta su muerte en 1880. El coronel Thompson alternaba una disciplina férrea con un carácter afable, rasgos que heredarí­a su hijo John.

Debido a la profesión de su padre, John Thompson creció en las bases militares de Kentucky, Tennessee, Ohio y California. A la edad de 16 años se decidió por la carrera militar y en 1877 entró en West Point, graduándose en 1882 a la edad de 21 años con el grado de teniente.

Su primer destino fue en la localidad de Newport, Kentucky, su lugar de nacimiento. De 1883 a 1889, asistió a las escuelas de ingenierí­a y artillerí­a del ejército, asignándosele a varios puestos. En 1890 lo transfirieron al departamento de la artillerí­a del ejército, donde, por sus dotes, sirvió a las órdenes de un general de brigada.

Hasta que estalló la guerra de Cuba en 1898, su servicio militar fue bastante rutinario. Durante esa guerra, se especializó en las armas de fuego portátiles –fusiles y revólveres- y fue nombrado responsable de logí­stica de la artillerí­a en la contienda bajo la supervisión del general Shafter, siendo condecorado por haber suministrado más de 18.000 toneladas de municiones a los puestos de artillerí­a sin sufrir un solo accidente.

En 1904, rematada la guerra, Thompson y el coronel LaGarde fueron los encargados de diseñar un calibre destinado a las armas cortas del ejército. Las pruebas se realizaron sobre animales vivos y cadáveres humanos en un matadero de Chicago, concluyendo que las balas grandes y lentas del calibre .45 eran mucho más destructivas que las balas pequeñas y veloces. Con este dato, Thompson desarrolló un cartucho de calibre 45, adoptado más adelante para el uso en la pistola Colt Mod. 1911 diseñada por Browning. Este mismo cartucho serí­a el que usarí­a con el tiempo su subfusil Thompson.

John Thompson dejó la carrera militar en noviembre de 1914, pasando a formar parte de la Remington Arms Co. con el cargo de asesor. Allí­ supervisó la construcción en Eddystone, Pennsylvania de la que serí­a por entonces la fábrica más grande de rifles del mundo. Ésta fue construida para poder suministrar todo el armamento que exigí­a la guerra que acababa de estallar en Europa, produciendo 2.000 rifles al dí­a, entre los Enfield destinados al ejército británico, y los Mosin Nagant al ruso.

Fue en 1915 cuando comenzó a estudiar la idea de dotar con un subfusil a cada soldado, y decidió desarrollarlo personalmente, usando para ello su propio capital y sometiéndolo al departamento de artillerí­a del ejército como inventor civil. Thompson esperaba con su invención acelerar el final de la guerra y, por supuesto, asegurarse una buena renta en dólares. Así­ fue como inició su investigación para crear un arma distinta a todo lo que se habí­a visto hasta entonces.

Ese mismo año, con la entrada de su paí­s en la Primera Guerra Mundial, volvió a ingresar en el ejército. Fue en los campos de batalla de Francia, en los que predominó la guerra de trincheras, donde se afianzó más en su idea de un arma individual dotada de gran poder de fuego. Allí­ contrató que las armas automáticas eran demasiado grandes y pesadas para poder ser manipuladas por los soldados. Basándose en este concepto, Thompson diseñó el prototipo de un arma automática, compacta, y lo suficientemente ligera para poder ser usada por un único soldado.

En 1917, a su vuelta de la guerra, se puso manos a la obra, pero al carecer del suficiente capital para acometer el proyecto, estuvo a punto de tirarlo por la borda. Sin embargo, en el último momento se hizo con el apoyo del empresario tabaquero Thomas F. Ryan que ya en 1916 le habí­a ayudado a fundar la Auto Ordnance Corporation. Esta fue la compañí­a que, posteriormente, fabricó los primeros subfusiles. Inició su andadura empresarial en 1916 con solo dos empleados: Theodore y George G. Eickhoff, quienes se encargaron de desarrollar el arma. Más tarde se unió al grupo Oscar Payne, responsable de gran parte de las innovaciones que ayudaron a que la Thompson se convirtiera en un auténtico éxito, incluyendo su cargador en forma de tambor para el calibre 45 ACP. Por fin en 1918 su subfusil se convirtió en realidad, patentándolo convenientemente. Thompson se referí­a a él con el sobrenombre de “Trench Boom” (escoba de trinchera).

Sus inicios fueron duros, pues las primeras unidades que salieron de esta factorí­a llegaron al puerto de Nueva York el 11 de noviembre de 1918, justo el mismo dí­a en que se firmó el armisticio que daba término a la Primera Guerra Mundial. A pesar de este mazazo, la Auto Ordnance Corp. continuó trabajando con la esperanza de que acabara siendo adoptado por las Fuerzas Armadas. Así­, el 27 de abril de 1920, los militares del arsenal de Camp Perry, Ohio, lo probaron para comprobar su funcionamiento. Los resultados fueron impresionantes, el arma era capaz de disparar 1.500 balas por minuto, lo que le permití­a vaciar un cargador de 100 cartuchos en apenas 4 segundos, y de los 2.000 cartuchos disparados, sólo uno se encasquilló.

Tras el éxito obtenido en esta demostración, Thompson negoció y consiguió que la prestigiosa firma Colt Firearms Co. le comprara los derechos de producción, logrando así­ que la imagen del potro de Colt apareciera en su subfusil, beneficiándose de los buenos contactos que esta marca tení­a entre el estamento militar. Al mismo tiempo, la casa Auto Ordnance Corp. firmó otros contratos con las firmas Remington y Lyman.

Este fue el verdadero despertar de una de las armas con más personalidad de toda la historia de las armas de fuego, y de las que se llegaron a fabricar varios modelos.


Model 1921

Este modelo vio la luz en Marzo de 1921. Sin embargo, la suerte volvió a darle la espalda, ya que las primeras ventas fueron muy escasas por la Gran Depresión posterior a la Gran Guerra, y a su elevado coste de 200 dólares unidad, que lo hací­an inaccesible para la gran mayorí­a de los americanos, aunque no para todos.

En aquellos primeros años de la década de 1920 empezaron a proliferar las bandas de delincuentes que asaltaban bancos y abandonaban la ciudad disparando a la policí­a desde sus coches. Además, tras la introducción de la Ley Seca, la Thompson se convirtió en la herramienta favorita de los gángsters. Este hecho propició que la imagen de personajes como Al Capone o John Dillinger quedara asociada al uso de este arma.

Ante esta situación, y dado que las ventas en el sector militar eran prácticamente inexistentes, la Auto Ordnance Corp. decidió promocionar el subfusil Thompson entre los distintos departamentos policiales. Así­, en 1925 se vendieron 300 subfusiles Thompson a los distintos departamentos de la policí­a estadounidense, que querí­a estar en las mismas condiciones de fuego que sus enemigos del hampa.

El Modelo 1921 llevaba adaptado un pistolete bajo el cañón para proteger las manos del tirador. De él se fabricaron 15.025 unidades de las cuales, además de las 300 antes mencionadas, unas 500 fueron a parar a manos del IRA irlandés.

Model 1923. “Military Model "

Se ofrecí­a con bí­pode, dispositivo de selección de tiro y bayoneta, pero su venta fue insignificante. Es el modelo más buscado, y por lo tanto más valioso, por los coleccionistas, ya que su fabricación fue í­nfima.

Model 1926

Su primera acción bélica tuvo lugar en 1927 en la jungla de Nicaragua. El éxito de este arma en dicha campaña propició que en 1930 fuera adoptada oficialmente por la Armada estadounidense, haciéndose con 500 unidades que ayudaron a la compañí­a a una subsistencia hasta entonces incierta. Sin embargo, la Armada alegó que su cadencia de tiro era demasiado elevada y que su guardamanos vertical sufrí­a en exceso. De este modo, la Auto Ordnance realizó los cambios necesarios para satisfacer a su cliente, naciendo así­ un nuevo modelo presentado con el nombre de “US Navy Model 1928”.

El Modelo 1926 también fue adoptado por el servicio de guardacostas.

Model 1928. “US Navy Model 1928”.

Los cambios para adecuarla a las necesidades de la Armada modificaron su aspecto exterior, pues se sustituyó el pistolete por un guardamanos horizontal, se incorporaron hebillas porta correas y se redujo su cadencia de tiro de 1.500 a 600 disparos por minuto, ya que tení­a tendencia a sobreelevarse de boca en ráfagas prolongadas, haciendo difí­cil para un tirador medio conseguir buenos resultados.

Para solventar ese hecho, los diseñadores incluyeron un compensador en la parte superior de la boca del cañón. Básicamente, hicieron unas ranuras en ese lugar para que, en teorí­a, a cada disparo parte de los gases salieran despedidos hacia arriba y empujaran el cañón hacia abajo, compensando así­ la elevación en ráfaga, aunque en la práctica, este compensador, llamado Cutts, apenas supuso diferencia en cuanto a precisión.

Algunas unidades de este modelo fueron también adquiridas para el uso de funcionarios estatales de prisiones, como los de Sing Sing o Nueva York, entre otros.

Model 1928 - A1.

El hecho de que fuera adoptado oficialmente por la Armada estadounidense, fue el primer paso para que a partir de 1932 se convirtiera en el arma oficial de las Fuerzas Armadas norteamericanas que lo denominaron Model 1928 A1. Una vez adoptado, la Auto Ordnance Corp. también vendió varias unidades al ejército británico, sobre todo tras la enorme demanda de subfusiles generada con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Su principal diferencia con respecto a modelos anteriores, es que amplió su posibilidad de carga, aceptando tanto cargadores rectos de 20 ó 30 cartuchos, como de tambor o helicoidales para 50 ó 100 cartuchos. Esta variante fue fabricada por las firmas Colt y Savage Arms & Co.

Su papel en el campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial fue notorio, aunque comparado con los subfusiles alemanes, era mucho más pesado, complejo y costoso de producir. Sin embargo, el Thompson 1928 A1 contaba con la ventaja de ser el primer subfusil producido masivamente en un paí­s aliado.

Model M-1. “Tommy Gun”

Hasta la Segunda Guerra Mundial, el total de Thompson comprados por el ejército de los Estados Unidos era muy escaso, pues el subfusil era todaví­a considerado como un arma auxiliar. Con la guerra vinieron los pedidos grandes y las prisas, convirtiéndose la producción en un problema. Francia les hizo un pedido de 3.750 unidades del Modelo 1928 A1 y 30 millones de unidades de munición del 45. Los pedidos masivos también fueron realizados por Suecia e Inglaterra.

Para poder hacer frente a esta cantidad de pedidos, se simplificó el Modelo 1928-A1, adaptándolo a: la nueva economí­a de guerra con un coste de producción notablemente menor, y a la premura necesaria para surtir todos los pedidos, naciendo así­ en Abril de 1942 el Modelo M-1, más conocido como “Tommy Gun”.

Las simplificaciones se basaron en trasladar la palanca de armado de la parte superior del arma al lateral derecho, limitar el sistema de alimentación exclusivamente a cargadores rectos y eliminar el freno de boca; además, se sustituyeron las magní­ficas miras de que gozaban por las tradicionales en forma de “L”. El M-1 fue fabricado por la Savage Arms & Co.

A finales de 1944, el M1 fue reemplazado definitivamente por el todaví­a más barato M3 Grease Gun (pistola de grasa), aunque su uso continuó luego en Corea y hasta en los principios del conflicto de Vietnam.

Los mayores fabricantes del subfusil Thompson en todos sus variantes fueron la Auto Ordenance Corp. de Bridgeport, Conectica, y la Savage Arms & Co. de Utica, Nueva York. La primera produjo 1.048.000 ejemplares, y la Savage fabricó, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, 1.790.000. Los ejemplares de la Auto son reconocibles por llevar las vocales “AO” antes del número de serie, mientras que los fabricados por la Savage llevan la letra “S”.

Unas cuantas unidades también llegaron a España, pues fueron compradas por el Gobierno de la Generalitat catalana para dotar a los Mozos de Escuadra. Se trataba del Modelo 1928 A1.

Aunque todos los modelos del Thompson tení­an caracterí­sticas especí­ficas, estas podí­an ser modificadas a gusto del consumidor y en función del campo de operaciones donde este iba a ser empleado. De esta forma es posible conocer que ejército lo usó y en que lugar; por ejemplo, el Modelo 1928 A1 traí­a de fábrica las hebillas de la correa situadas, la delantera, en la parte inferior del guardamanos, y la trasera, en la parte también inferior de la culata. Los americanos conservaron esta ubicación, pero los británicos la cambiaron, colocando la hebilla delantera en el lateral izquierdo del guardamanos y la trasera en la parte superior de la culata, facilitando así­ un transporte lateral. Otra caracterí­stica que distingue los Thompson británicos de los norteamericanos que lucharon en el escenario del Pací­fico está en el guardamanos. Los ingleses les hicieron unos surcos formando un dibujo romboidal, para así­ mejorar la adherencia de la mano en las húmedas selvas del sudeste asiático.

Considerando estas modificaciones, se deduce que el Thompson 1928 A1 de mi colección militó durante la Segunda Guerra Mundial en manos británicas destinadas en el sudeste asiático, luchando contra el enemigo japonés.

En general, la historia del subfusil Thompson viene marcada por su protagonismo en dos acontecimientos fundamentales del siglo XX: el auge de “la cosa nostra” en la sociedad estadounidense y su presencia en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. La incidencia del Thompson en ambos escenarios ha acabado convirtiéndolo en una auténtica arma de leyenda. Una vida apasionante que casi 100 años después de su nacimiento sigue despertando enorme interés entre los aficionados a las armas, a pesar de que su vida útil apenas se extendió 25 años (de 1920 a 1945).

Actualmente, la compañí­a neoyorquina Auto Ordnance Corp. continúa fabricando una versión renovada de este mí­tico subfusil que, a pesar del paso de los años, sigue contando con nostálgicos incondicionales de esta magní­fica arma.

John Taliaferro Thompson falleció en 1940, dejando su apellido grabado en los anales de la historia de las armas de fuego.