J.M. Firearms Collection

ENFIELD SNIDER Colección de Jesús Madriñán

Datos técnicos
Enfield, Royal Smalls Arms & Co
Gran Bretaña
1866
Snider
97,5 cm
4140 gr.
Rayada
Al terminar el conflicto austro-prusiano de 1866, que se resolvió con la aplastante victoria de los alemanes gracias especialmente a los fusiles Dreyse de retrocarga frente a los Lorenz de avancarga, en toda Europa dio comienzo una frenética búsqueda de un arma de retrocarga, la cual, en la mayor parte de los casos se resolvió con la transformación de las viejas armas de avancarga por motivos esencialmente unidos a la necesidad de minimizar en lo posible los gastos.

Previendo este avance, en 1864 el Gobierno Británico habí­a nombrado una comisión para que estudiara las armas largas de retrocarga y repetición que circulaban por aquel entonces en el mercado, pues sus fusiles de percusión fabricados por la Royal Small Arms Factory de Enfield, que eran los que armaban a su Ejército, se habí­an quedado obsoletos. Cuando ésta mostró sus informes, el Gobierno, ante el enorme coste que significaba dotar al ejército más numeroso del mundo con armas más modernas, decidió aprovechar las que ya tení­a, transformando por medio de algún sistema sus fusiles y carabinas Enfield en armas de retrocarga con cartucho metálico, ganándose así­ en precisión y velocidad de recarga.

Se probaron más de cincuenta sistemas diferentes de conversión hasta que, en 1866, la propuesta presentada por el armero americano, Jacob Snider, fue aceptada y declarada reglamentaria por aquel Gobierno para transformar todos sus fusiles Enfield.

Dicha conversión consistí­a en una recámara de cierre móvil que se lograba cortando el cañón a la altura de la recámara e introduciendo un mecanismo que incluí­a una aguja percutora. Para armar el fusil habí­a que, primero, armar el martillo que era el original y luego bascular hacia la derecha, por medio de un perno de rotación, dicho mecanismo, con lo cual se podí­a introducir el cartucho en la recámara. Una vez realizada esta operación, se devolví­a el cierre a su estado original y, bastaba con apretar el gatillo para que el martillo golpeara la aguja y se efectuara el disparo.

La nueva arma demostró no sólo tener excelentes cualidades balí­sticas, si no que también poseí­a una cadencia de tiro muy buena, pudiendo disparar hasta incluso catorce cartuchos por minuto.

El cartucho tení­a el casquillo de láminas de latón con envoltorio exterior de papel y cebo central tipo Boxer. La bala era idéntica a la Minié utilizada en el modelo de avancarga.

Con este sistema se consiguió un arma de retrocarga pero no de repetición, ya que a cada disparo habí­a que proceder a sacar el cartucho disparado e introducir otro nuevo.

Tuvo su bautizo de fuego en la Campaña de Abisinia de 1868, y allí­ se vio que aunque válido, no carecí­a de defectos tales como que el obturador, tras algunos disparos ya no cerraba herméticamente la recámara, o que el perno de rotación era demasiado débil. Para subsanar estas deficiencias, se le añadió una palanca para ayudar a aposentar en su sitio el obturador y el perno de rotación se hizo más robusto.

El Enfield-Snider fue el arma principal del ejército británico hasta que en abril de 1871 fue reemplazado por el fusil Martini-Henry. Retirados del ejército, fueron dispersándose por todo el mundo, acabando muchos armando a ejércitos como los de Serbia, Portugal, Montenegro, China, Japón Siam, Turquí­a, Afganistán, etc.

El sistema SNIDER fue adoptado también para sus fusiles por varios paí­ses como Portugal, Canadá, Francia, etc.

Los fusiles Enfield-Snider no entusiasmaron nunca a los soldados, aunque demostraron ser perfectamente válidos para el uso que se les dio, es decir, de segunda lí­nea.

El fusil de esta colección, un Enfiel-Snider fabricado en Gran Bretaña, armó a la infanterí­a portuguesa. Dadas las buenas relaciones que mantení­a este paí­s con Inglaterra, y teniendo ambos colonias en la parte oriental de Asia, los lusos optaron por esta arma para dotar a su ejército, aunque su permanencia en activo fue más dilatada, ya que lleva marcada la fecha 1893 en la culata. En la platina también lleva punzonada la corona, lo que demuestra que fue fabricada en Londres.

En España, al principio de la III Guerra Carlista (1872-1875), los carlistas se vieron obligados a adquirir diversas armas foráneas entre las que se encontraban fusiles convertidos al sistema Snider.